A menudo confundidos por un baile de definiciones que no siempre es acertado, los cubrecolchones, las fundas, los topper y las sábanas bajeras son cuatro de los principales complementos que ayudan a obtener un descanso de calidad y que pueden reducir los síntomas de la alergia, la proliferación de ácaros y otras molestias que puedan afectar, potencial y negativamente, a la calidad de nuestro descanso.
Quizá el más reseñable y distinguido producto de los cuatro sea el topper, por ser el más diferente de todos. Al contrario de los otros tres componentes, que son piezas de tela de diferentes características, los topper son, como veremos un poco más abajo, pequeños colchones que se colocan en la superficie del colchón para preservar su buen estado de conservación, protegerlo de agresiones externas y optimizar el confort durante las noches.
Fundas de colchón: ¿no son lo mismo que los cubres?
Aunque cumplen la misma función, lo cierto es que no son lo mismo. Por tanto, no deben usarse como sinónimos. Una funda de colchón es una prenda que se utiliza para cubrir totalmente el colchón, por ambas caras, y se ajustas con una cremallera.
A día de hoy, gran parte de los cubrecolchones son transpirables, de algodón y anti bacterias, por lo que son perfectos para reducir la probabilidad de proliferación de agentes patógenos sobre su superficie y permite a la piel transpirar durante las noches.
En cambio, los cubrecolchones son una suerte de sábanas bajeras que se ajustan a los cuatro extremos del colchón y que sirven para proteger la superficie y las caras laterales del mismo, proporcionando además un acolchado extra y mejorando las sensaciones cuando actúa piel con piel con nuestro organismo.
Ambos cumplen las mismas funciones y permiten además disfrutar de sus propiedades hipoalergénicas, antiparasitarias y evitan la aparición de sarpullidos, lesiones cutáneas y zonas enrojecidas a causa del roce con la superficie del colchón desprotegido.
Qué son los cubrecolchones y qué ventajas presentan
Aunque muchos usuarios creen que un cubrecolchón es solamente una prenda que sirve para fomentar la comodidad y evitar las rozaduras provocadas en la piel a causa del roce de la piel con la superficie del colchón, el cubrecolchón juega un papel mucho más importante en nuestro descanso diario.
Este tipo de sábanas forman parte de todo juego de cama que se precie porque es enormemente funcional, de una enorme utilidad y permite disfrutar de un sueño plácido con solo tocarlo. No obstante, también es una pieza indispensable para mantener nuestro organismo aislado de ácaros u otros agentes patógenos mientras estamos durmiendo.
Los cubrecolchones están pensados para evitar que proliferen colonias de insectos o que, al menos, no causen estragos en nuestro organismo. También son un potente aliado para evitar reacciones alérgicas a causa de la acumulación del polvo, la alergia a un tipo específico de tejido o a los propios ácaros. Y son perfectos para mantener nuestra piel en un estado óptimo, evitando la aparición de rojeces y otras lesiones cutáneas durante el sueño con motivo del roce del cuerpo contra las fibras del colchón de manera directa.
Esto hace que los cubrecolchones sean no solo una pieza enormemente útil a la hora de maximizar la comodidad durante el descanso, sino que evita la aparición de toses, estornudos y prurito, todos ellos molestos y capaces de crear un potente trastorno del sueño al impedir un adecuado descanso por las noches.
Entonces, ¿un cubrecolchón es lo mismo que una sábana bajera?
No, aunque se colocan de la misma manera. El cubrecolchón es como una sábana bajera porque su estructura es muy similar y se coloca de la misma manera que una sábana bajera al uso, pero no es lo mismo. De hecho, hay una gran diferencia entre ambas propuestas: el cubrecolchón tiende, por lo general, a incorporar una superficie mullida para ofrecer un revestimiento acolchado extra, cosa que la sábana bajera no proporciona.
Si bien es cierto que las sábanas bajeras son ideales para aislar de ácaros y agentes que puedan desencadenar un pequeño ataque de alergia, uno potencia más el confort que el otro, ya que el cubrecolchón cubre y crea una superficie aislante mucho más cómoda, mientras que la sábana bajera se limita a cumplir su función de cubrir la parte frontal del colchón, sin ningún tipo de añadido.
Los topper, el complemento de moda para las camas
Aunque los topper llevan en circulación muchos años, lo cierto es que parece que se han puesto de moda recientemente dado el auge en el índice de popularidad que han experimentado en comparación con otros complementos del sector. Pero, ¿para qué sirve un topper?
Los colchones son un tipo de objetos de los que no se puede prescindir, ya que son indispensables para garantizar un correcto descanso y resultan primordiales para que el sueño llegue a ser reparador. Un topper es una especie de colchón que se coloca en uno de los extremos de la superficie sobre la que de apoya para preservar la calidad del propio colchón, evitando que sufra daños por el propio uso diario al que está expuesto.
Numerosos expertos en descanso concuerdan en que hacer uso de estos complementos permite conservar el colchón en mejores condiciones y por más tiempo, lo que resulta de gran utilidad en caso de que se busque la máxima amortización de la compra.
El topper y el colchón propiamente dicho son para muchos usuarios objetos indivisibles que no pueden ir separados y que no se entienden el uno sin el otro. Además, son potentes aliados para prevenir la aparición de manchas o la formación de hongos sobre la superficie a causa de la humedad que el propio cuerpo genera durante las noches, lo que evita además que se filtren líquidos por el tejido del colchón y provoquen daños irreversibles sobre su superficie en caso de accidente.
Colocar un topper sobre el colchón presenta numerosas ventajas, como poder disfrutar de un descanso con una capacidad de aislamiento de patógenos mucho mayor, evitar la aparición de manchas debido a la humedad por las noches y preservar el buen estado del colchón por mucho más tiempo.