
Descansar correctamente no es una cuestión de lujo, sino una necesidad. Dormir bien, entre 7 y 9 horas diarias, no solo nos permite afrontar cada jornada con la energía que requiere el trabajo, los estudios o la actividad física. También es, en realidad, una inversión directa en salud. Durante el sueño, el cuerpo humano inicia complejos procesos de regeneración celular a través de la reparación de los tejidos, del equilibrio de las funciones hormonales y del fortalecimiento del sistema inmunológico. Además, a nivel mental, nuestro cerebro consolida los recuerdos y el aprendizaje, estabiliza las emociones y permite regular el estado de ánimo.
Para alcanzar ese nivel de descanso reparador, resulta esencial prestar atención a la higiene del sueño. Esto implica establecer hábitos como dormir en un entorno silencioso y sin luz artificial, evitar el alcohol o la cafeína en las horas previas, y reducir la exposición a pantallas electrónicas antes de acostarse. Pero, por supuesto, ningún hábito saludable puede compensar una cama mal equipada. Contar con un colchón y una almohada de calidad es fundamental para garantizar que el cuerpo y la mente puedan desconectar de una manera adecuada.
¿Por qué hay que renovar almohadas y colchón?
Cuando adquirimos un buen colchón o una almohada que se adapta a la forma del cuello, pensamos —y con razón— que estamos haciendo una inversión a largo plazo centrada en nuestro bienestar. Sin embargo, desde el primer día de uso, estos elementos comienzan un lento pero progresivo proceso de desgaste. Por muy buenos que sean sus materiales, la presión constante del peso corporal, el roce y el uso prolongado siempre terminan afectando tanto a su forma como a su funcionalidad.
En el caso de los colchones, con el tiempo tienden a hundirse, a perder firmeza y a generar puntos de presión que pueden provocar molestias en la espalda o en las articulaciones. Las almohadas, por su parte, también se deforman y pierden su capacidad de sujeción, algo que suele repercutir negativamente en el alineamiento cervical.
A esto se suma un aspecto que muchas veces se pasa por alto: la higiene interna. Los ácaros, el polvo, el sudor, los restos de piel y la humedad se van acumulando en el interior de los materiales, lo que puede derivar en alergias, problemas respiratorios o, sencillamente, en un descanso de menor calidad. Renovar el colchón y la almohada no es, por tanto, una cuestión estética ni de confort solamente, sino que también es una decisión con impacto directo en la salud.
¿Cada cuánto hay que renovar el colchón?

A pesar de que no hay una única respuesta válida para todos los casos —ya que influye la calidad del material, el tipo de uso, de nuestro peso o de las condiciones ambientales—, los expertos coinciden en que cada cuanto tiempo hay que renovar el colchón oscila entre los 8 y los 10 años. En algunos modelos de alta gama encontramos tecnologías avanzadas, como la espumación, la viscoelástica, el látex o muelles ensacados de última generación, es posible alargar su vida útil un poco más, siempre que se haya realizado un mantenimiento correcto.
Por ejemplo, si lo hemos ido girando con regularidad, si la hemos ventilado a menudo y lo hemos protegido con una funda transpirable. Sin embargo, más allá de los plazos generales, existen señales que indican cuándo ha llegado el momento de renovar el colchón. Por ejemplo, si al despertar sientes dolor de espalda o rigidez en las articulaciones; si el colchón presenta hundimientos y deformaciones visibles o si ha perdido su firmeza original, deberías renovarlo.
Del mismo modo, si te levantas más cansado de lo que te habías acostado. Todos estos indicios, más allá de que todavía no hayan pasado los 8 años, pueden ser motivos suficientes para replantearse su sustitución. En ColchonClub, contamos con una selección de colchones que velarán por tu salud noche tras noche. En nuestro catálogo encontrarás una amplia selección de colchones de la más alta calidad y con los mejores materiales.
¿Cada cuánto tiempo debe renovarse la almohada?
En el caso de las almohadas, la vida útil es bastante más breve. A pesar de que muchas personas las conservan durante más de cinco años, los expertos recomiendan renovar las almohadas con una frecuencia media de entre 1 y 3 años, dependiendo del tipo de material con el que estén fabricadas. Las de espuma viscoelástica o látex, por ejemplo, suelen durar algo más que las de fibra o plumón, pero también pueden sufrir deformaciones internas no visibles a simple vista que pueden afectar a la calidad del descanso.
¿Cada cuánto tiempo deberíamos renovar la almohada? La mejor manera de saberlo es evaluar si te despiertas con molestias cervicales, si la almohada ha perdido grosor o si notas que ya no proporciona el mismo nivel de sujeción que al principio. También aquí entra en juego el factor higiene: el uso constante, la transpiración y los residuos naturales que desprende el cuerpo humano pueden convertir a una almohada en un elemento poco saludable si no la reemplazamos con la frecuencia adecuada, ya que puede producir problemas de alergia.
Además, es importante tener en cuenta la compatibilidad entre colchón y almohada. Cuando renovamos solo uno de los dos elementos, a menudo se produce un desajuste en la ergonomía de la cama: un colchón firme puede exigir una almohada más alta, mientras que un colchón más blando suele requerir de una almohada más delgada para mantener una correcta alineación cervical mientras descansamos. Por este motivo, muchos especialistas recomiendan que nos aseguremos de que sean perfectamente compatibles entre sí. Así pues, ya sabes cada cuanto tiempo debe renovarse la almohada.
Renovar colchón y almohada a la vez: una decisión inteligente

Sin lugar a dudas, renovar el colchón y la almohada al mismo tiempo puede ser una de esas decisiones inteligentes que, a pesar de que puedan parecer algo sin importancia, pueden marcar una gran diferencia en el bienestar cotidiano. Desde un punto de vista funcional, esta renovación conjunta permite recuperar un entorno de descanso equilibrado, con materiales adaptados entre sí y ajustados a las necesidades físicas actuales de cada persona. Y desde una perspectiva estética, también podemos decir que actualizar ambos elementos a la vez cuando tengamos que cambiar el colchón también permite hacer un “lavado de cara” al dormitorio, eligiendo productos que no únicamente sean funcionales, sino que también respondan a un estilo personal o incluso darle un nuevo enfoque decorativo.
A menudo, cuando nos planteamos renovar nuestro hogar, pensamos en cambiar un sofá, una lámpara o una pared. Pero el descanso es, probablemente, el espacio más íntimo y necesario de toda la casa. Apostar por un nuevo colchón y por una almohada que acompañe nuestra elección es una buena manera de mejorar activamente la forma en que dormimos, recuperamos fuerzas y, en definitiva, vivimos. Esperamos que este artículo te haya servido para descubrir cada cuánto tiempo debe renovarse la almohada y el colchón.