
El dormitorio es uno de los espacios más utilizados del hogar y cobra una importancia especial porque es donde se hace realidad el descanso que nos permite llevar a cabo nuestras actividades cotidianas.
Ese descanso es todavía más importante conforme pasan los años, llegando un punto en el que el dormitorio debe estar debidamente acomodado para satisfacer las necesidades de descanso de una persona con una cierta edad.
Y precisamente ahí vamos a detenernos en el siguiente texto: en qué debe tener un dormitorio para una persona mayor, cómo planificar la integración de una cama articulada y en qué hay que fijarse primero para empezar a adaptarlo.
La cama articulada como eje del dormitorio

La cama articulada para personas mayores es el elemento central en muchos dormitorios adaptados. Su principal ventaja es la posibilidad de modificar la posición del cuerpo, elevando el respaldo o las piernas para facilitar el descanso y reducir el esfuerzo físico, algo especialmente útil en personas que sufren de problemas de movilidad, de circulación o que tienen dolores musculares.
A la hora de integrarla en un dormitorio para un adulto mayor, es importante elegir una cama con una altura adecuada. Al sentarse en el borde, los pies deben poder apoyarse total y correctamente en el suelo, lo que facilita tanto incorporarse como acostarse. Una altura incorrecta puede aumentar el riesgo de caídas y lesiones.
El número de planos de articulación también es relevante. Cuantas más opciones de ajuste ofrezca la cama, mayor será la capacidad de adaptarla a diferentes situaciones. En muchos dormitorios para personas mayores, este tipo de cama permite mantener una postura cómoda para leer, descansar durante el día o dormir por la noche.
El colchón debe ser compatible con la estructura articulada. Es recomendable que combine firmeza y adaptabilidad, de modo que ofrezca un buen soporte sin que resulte incómodo.
Además, los mandos de control de la cama deben ser sencillos y accesibles. En un dormitorio para un adulto mayor, es fundamental que los ajustes puedan realizarse sin esfuerzo y sin tener que levantarse.
Nuestras camas articuladas están diseñadas para ofrecer el máximo confort a personas de avanzada edad con todo tipo de necesidades, y puedes encontrarlas al mejor precio para mejorar el confort y el descanso de tus mayores.
Claves para un dormitorio seguro, cómodo y funcional

Más allá de la cama, el conjunto del espacio debe diseñarse pensando en la facilidad de uso. En los dormitorios para personas mayores, la distribución es esencial. Es recomendable dejar zonas de paso amplias y despejadas, especialmente alrededor de la cama para facilitar la movilidad sin riesgo de caídas.
El mobiliario debe ser funcional y estable. Las mesillas y cómodas han de situarse a una altura adecuada, evitando la necesidad de agacharse o estirarse en exceso. En un dormitorio para un adulto mayor, los cajones con sistemas de apertura suave y los armarios con puertas correderas facilitan el acceso a la ropa y los objetos personales.
La iluminación también es importante, ya que, con el paso del tiempo, la vista se va perdiendo y una iluminación adecuada ayuda a prevenir accidentes. En los dormitorios para personas mayores, se recomienda una luz general uniforme, complementada con puntos de luz cerca de la cama. Las lámparas de mesilla deben ser fáciles de accionar, incluso cuando la persona se encuentra recostada en una cama articulada.
Una buena opción es instalar luces auxiliares o sistemas con sensores de movimiento, que pueden resultar de gran ayuda en desplazamientos a deshora, como los que se producen al cuarto de baño. Ofrecen autonomía, visibilidad y tranquilidad.
El suelo del dormitorio debe ser antideslizante y fácil de mantener. Las alfombras sueltas o los cables a la vista suponen un riesgo innecesario en un dormitorio para un adulto mayor. Si se utilizan alfombras, deben estar bien fijadas para evitar desplazamientos.
La tecnología puede aportar comodidad, pero ha de estar bien implementada. Algunos dormitorios incorporan sistemas que permiten controlar la iluminación o la temperatura desde la cama, lo cual resulta de enorme utilidad. Y, en el caso de una cama articulada para personas mayores, contar con funciones intuitivas y fáciles de entender es fundamental.
Por último, no hay que olvidar el aspecto emocional. Un dormitorio para adulto mayor debe ser un espacio agradable, que invite al descanso y transmita calma. Los colores, los tejidos y la decoración deben estar en sintonía con todo lo demás, contribuyendo a crear un ambiente relajante.
En este sentido, puede ser especialmente reconfortante incluir elementos personales, como fotografías o recuerdos, ya que ayudan a que la persona se sienta cómoda y conectada con su entorno.
Por tanto, planificar correctamente los dormitorios para personas mayores es una tarea que implica mucho más que una simple incorporación de una cama articulada. Hay que prestar atención a aspectos básicos como la altura, la distribución de la habitación, las zonas de paso, la presencia de elementos de riesgo como cables o alfombras, y deben transmitir paz, serenidad, calma y fomentar el descanso.
Y, por supuesto, la cama articulada para personas mayores debe responder a las necesidades específicas de cada uno, priorizando siempre su comodidad y seguridad en sus horas de descanso.





